lunes, 26 de julio de 2010

Despejarse de la rutina

Ayer fue uno de esos domingos en que dije: hoy no me voy a quedar encerrada y aburrida. Así que decidí invitar a mi amiga Brenda a dar un paseo a San Diego en trolley. En un principio no teniamos claro el punto al que queriamos llegar, el chiste era salir de nuestra rutina. Estando en la estación de San Ysidro se me ocurrió que ir a Seaport Village en domingo sonaba bien. Llegamos después de 45 minutos y una equivocación de ruta. Nos bajamos y downtown estaba repleto de personas disfrazadas raramente dado que el Comic-con se estaba llevando a cabo en su último día. Estuvimos en el embarcadero toda la tarde, había mucha gente, me gusta ver a personas tan distintas unas de otras y en San Diego se puede, es una fiesta multiracial. Comimos hamburguesas, entramos a las tienditas de recuerdos, nos medimos sombreros, no compramos nada. Ya oscureciendo fuimos a tomarnos un café dentro de una librería, muy cultas nosotras, y cuando hacía frío decidimos volver a casa con una perspectiva diferente de un domingo cualquiera.

sábado, 17 de julio de 2010

¿Qué es peor que un dolor de muelas?

No pude dormir en toda la noche, el maldito dolor de muela no se iba, fue tan desesperante hacer de todo y que nada funcionara, al final amanecio y pude ir a comprar ketorolaco, eso sin duda no fallaria; y en efecto calmo mi dolor y pude descansar. Seis horas después desperté con una debilidad y unas ganas de llorar, ya sin dolor de muelas pero con otro dolor que asi me tome 6 mil pastillas de ketorolaco no se va. Es el dolor de mi corazón. Se me apachurra, aunque yo quiera ser fuerte hay días que no puedo más, yo lo sé  y lo reitero, no nací para este tipo de relaciones sufro demasiado y ése no debería ser el objetivo en el amor, sí, dolor y sacrificio representan un amor verdadero, pero la felicidad es quien juega el papel principal y ahora mismo yo no la estoy sintiendo. Tengo fé, esperanza, y sobre todo amor, pero hay dias como hoy que mis fuerzas se acaban que no tengo que hacer ningún esfuerzo por llorar, mis lagrimas brotan solas y no paran de caer. Ya no sé a quien suplicar para que este proceso termine pronto, pero mientras haya alguien a quien rezarle, lo seguiré haciendo.